Comienzo esta segunda parte de la memoria histórica de un adolescente que, a sus 14 años comienza su vida laboral.
Era el final de la década de los 50, como dije anteriormente Ike, se paseaba por la Castellana acompañado del dictador en coche descubierto y escoltado por la "jarka" mora; fue la última vez que los marroquíes escoltaron al llamado jefe del estado.
La llegada del amigo americano trajo a España el programa de préstamo y arriendo, se nos envió la maquinaria pesada que los yanquis tenían arrumbada y con ella se comenzó hacer el plan Badajoz. La mano de obra todavía venia de los presos que redimían sus penas por defender la democracia, también comenzó hacerse la base aérea de Talavera la Real.
La vida laboral era... para mí, niño de la posguerra, entrar en las Tres Campañas fue como el goloso que trabaja en una pastelería, mi recuerdo de los juguetes de la niñez, se remontan a un caballo de cartón y un tanque de cuerda de la firma Rico que daba volteretas.
Imaginaos lo que era para un todavía niño de 14 años disponer de lo último en juguetes, tenia de todo, desde lo último de Paya, hasta los juegos reunidos geyper, pasando por muñecas, de todo tipo, trabajabas de lunes a sábado ocho horas diarias y si había que quedarse en temporada alta (Navidad-Reyes y feria de San Juan) se quedaba uno. De cobrar las horas extras nada de nada, se cobraba 300 pts al mes y estabas dado de alta en seguridad social.
El régimen sí tenía sindicato, el sindicato vertical, fue todo un acontecimiento en Badajoz cuando se comenzó a construir el edificio de los sindicatos detrás de la antigua posada y el matadero municipal. El matadero lo ocupaba donde hoy está el edificio presidente y la posada justo donde está la Avdª de Colón con la estatua y la fuente.
Todos los aprendices teníamos que acudir a unas charlas de "formación" dadas en el Frente de Juventudes situado donde hoy está el aparcamiento de Menacho y que contaba con pistas deportivas, canchas de baloncesto, gimnasio y piscina, era la forma de atraer a la juventud y "catequizarla"; las charlas las daba Gutiérrez Casalá.
Principalmente éste y otros dos personajes te explicaban tus derechos, cómo te tenías que negar a no hacer aquellos trabajos que los aprendices no debíamos hacer y de una forma soterrada se iba controlando aquellos "cardos" que un día podían plantar cara dentro de las empresas.
Mi madre no era partidaria de que yo acudiera a ese sitio ya que a ella las camisas azules le daban pavor y no comulgaba con que su único hijo estuviera rodeado de aquella gente. Hubo un hecho que me marcó, y me dio a entender quienes eran aquellos uniformados que tenían un aire como dueños del mundo mundial.
Una tarde decidí junto con los hijos de D. Federico Alba (cirujano de Badajoz) irnos a jugar al frente de Juventudes, ellos eran tres hermanos y pasaron a mí el actual cronista de Badajoz Alberto González me impidió el paso diciéndome, que yo no era ni Flecha ni Pelayo, por lo tanto no podía pasar. Más tarde pisé ese recinto con los aprendices pero "el Alberto" siempre me tuvo fichado como elemento peligroso.
Durante un año asistí a la perorata que nos daban incitando al personal a la rebelión contra el empresario que ejercía de tirano; un buen día me levanto y pregunto ¿cuáles son mis obligaciones?, no me respondieron y al mes siguiente me dijeron que ya no era necesario que fuera a las charlas de formación.
Os voy a contar que quizás el primer realizador de las encuestas fuera el padre de Luis Ramallo, este Sr. que era mi jefe, me hacía salir a diario con un papelito con el nombre de todos los comercios que había en las calles Francisco Pizarro, C/ La soledad, San Juan, La Sal y la Plazuela de la Soledad. Yo tenía que apuntar las personas que estaban comprando, cosa que hacía de una forma discreta. Cuando le daba el resultado a mi jefe, éste se pillaba unos cabreos del "copón", y pagaba con todos nosotros, por lo que cuando los compañeros me veían entrar, cada uno se ponía a hacer algo para no ser blanco de las iras del jefe.
(Las tres Campanas, que con la Guerra Civil había sido buque insignia de Badajoz y gran almacén similar al Corte Inglés de hoy, había caído languideciendo y atrincherándose en la juguetería con la que no existía rival en muchos kilómetros a la redonda. Sólo en las dos temporadas mencionadas se hacían grandes ventas, recuerdo una caja de un 20 de Diciembre que se llego al millón de pesetas, esto en los años sesenta era impensable)
Un día me pregunto:" Si manipulo el número de personas y pongo menos de las que compran el jefe no se cabrea"... Y dicho y hecho, me fui a San Francisco (entonces paseo del General Franco) le pedí al hijo de Trevijano un cuento de Roberto Alcázar y Pedrín , me lo leí y manipulé las encuestas, ¡¡Hice feliz al Ramallo!!, de ahí que yo no me fíe de las encuestas.
Un hecho ocurrió en el mundo: había comenzado la carrera espacial, los rusos lanzaba al espacio satélites y a la Casa Blanca llegaba una nueva generación. Era la nueva Frontera de Kennedy.
Continuará...........................
3 comentarios:
Mi querido Rosa Roja, tu historia engancha como la narración del más hermoso cuento.
Estoy deseando leer la 3º, 4º... y todas las partes, es un placer leer tu memoria historica, te felicito, gracias a ti, leo cosas que algunas conocia y otras no.
Podias animarte y escribir un libro.
Un besito Rosario
Es gratísimo leerte. Acabo de caer en el blog y me lo he leído todo de un tirón. Muy enriquecedor. Estamos pendientes de más historias.
A mí también me gusta Antonio Machado. Y Lorca y Hernández.
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